¡Hola Madrid!


Hola Madrid,

Nos vimos de nuevo. No tengo idea cuántas veces he tenido la suerte de estar contigo. Me gustas porque en tí puedo ser espontánea y llegar a visitarte aún cuando no lo tengo planeado. Así que está vez a pocos días de terminar mi visita por Escocia, decidí escribir a dos amigas que viven en la ciudad y preguntarles si era posible quedarme con ellas, a lo que respondieron: ¡obvio! Dos días después estaba en tus dominios y como siempre me diste dos días diferentes e inolvidables. Sabes Madrid, me encanta que cada vez que te visito conozco nuevos lugares y tengo experiencias diferentes. 
Te cuento, por primera vez entré por la terminal T1, mi salida fue rápida y luego de un corto viaje en metro me encontraba frente al estadio Santiago Bernabeu, casa del Real Madrid. Caminé un poco menos de 10 minutos y llegué a la casa de mis amigas, ahí me recibieron con café, frutas, turrones y chocolates. No sé si te lo he contado alguna vez, pero una de las cosas que más me gustan de ti es tu comida.  Después nos alistamos y probé por primera vez el “car sharing” utilizamos Zity, fue una opción súper buena, recoges el carro más cercano a ti, vas a donde tengas que ir y luego lo aparcas donde quieras. Me gustó que eran completamente eléctricos, pero eso sí, puede ser difícil encontrar parqueo en Madrid y si los hay son bastante ajustados. Se necesita de habilidad para aparcar y por suerte una de mis amigas es una crack. 
Llegamos al famoso Barrio de las Letras, llamado así por ser un lugar donde se desarrolló mucha actividad literaria. Aquí vivieron Miguel de Cervantes, Quevedo, Góngora y Lope de Vega en otros. Un barrio colorido con calles angostas y mucha vida, dicen que es el barrio con más densidad de bares por metro cuadrado. Nunca había estado en Madrid con personas locales, ellas me llevaron de tapas a tres bares en la calle de León (Casa González, Stop Madrid Taberna del León de Oro y Casa Pueblo), tomamos algunas cañas, comimos aceitunas, empanadas gallega, rabo, jamón ibérico y queso de cabra curado. Al terminar me preguntaron si quería ir a la montaña con algunos amigos, y sabes si algo he aprendido es a decir sí a ir a todos los nuevos lugares. 
Así que te dejé por algunas horas y fui a visitar Bustarviejo, un pequeño pueblo de montaña a 40 minutos al norte. Al llegar hicimos una caminata de una hora en la montaña, había frío y se veía algo seco por el invierno, pero este pueblito lindo me regaló uno de los atardeceres más bonitos que he visto, los cielos se pintaron de rojo. Luego fuimos por una caña a un bar local llamado la Taberna y luego a casa de unos amigos que nos recibieron con berenjernas, zuchinis y carne molida con especias y queso y postres. Fue una comida muy simple pero no se que hacen los españoles para que su comida tenga el mejor sabor del mundo. Al volver a casa tomamos unos orujos antes de dormir.
 

Al día siguientes, había planeado levantarme a las 7:30 am sin embargo abrí los ojos hasta las 8:30 am, siempre que te visito duermo de más. Me bañé rápido y salí a caminar por tus hermosas calles.  Era domingo, fui a la Plaza Colón, decidí hacer mi primera parada ahí porque desde el mes de julio del 2018 hay una escultura de la cabeza de una mujer llamada Julia de Jaume Plensa, no se cuánto tiempo permanecerá ahí pero como dije Madrid, una vez más me regalaste una nueva experiencia. Así que después decidí dirigirme al Retiro por la Castellana, ver la biblioteca nacional y llegar hasta Cibeles para apreciar el bellísimo Palacio, que nunca me deja de sorprender. 
Subí por la calle hasta la puerta de Alcalá y entré al Retiro. Siempre entro recto y llego al estanque grande sin embargo hoy decidí cruzar a la izquierda, llegué a la casita del pescador, que nunca había visto, caminé hacia el monumento Alfonso XII y vi el estanque desde el otro lado. También visité el Palacio de Cristal. 
 


Luego y me fui directo a la fuente del Ángel Caído, para llegar a la verdadera razón por la que decidí caminar por El Retiro esa mañana. Esa semana había empezado la floración de árboles frutales del género Prunus. Había cerezos y almendros completamente floreados, blancos y rosados, fue bellísimo nunca lo había visto, imposible diferenciarte del mismísimo Tokio, me entró una inmensa felicidad, la naturaleza siempre me fascina. 
 

 

Después caminé hacia Gran Vía para ir a la calle Fuencarral y apreciar el arte en la suelo por la semana del arte y darme una vuelta por las tiendas.

En tribunal tomé el metro de vuelta a casa para ir a almorzar con mis amigas, me llevaron a Chamberí al mercado de Vallehermoso, un mercado muy bonito y lleno de ricos restaurantes, parecido al concepto del Mercado San Miguel o el de San Antón, pero mucho más auténtico y menos lleno, sin turistas. Ahí empezamos tomando una cañita y una tapa de chorizo en el puesto El Escaparate en el primer piso, luego fuimos al segundo piso a tomar una cerveza IPA artesanal y comer patatas bravas y morcilla. Te dije Madrid, que me encanta tu comida. Caminamos de nuevo a Fuencarral y tomamos café y helado y a descansar.  
 


Luego nos fuimos a Sol, al bar Matador un bar con decoración taurina, pero con muy buenos precios y porciones, ahí tomamos unas cañas y comimos jamón. Vimos el atardecer en Sol.
 

Empezamos a caminar hacia Malasaña pues nos íbamos a juntar con un amigo de Pakistán, nos juntamos en la plaza dos de mayo y luego caminamos hacia la Plaza del Rastrillo para tomar otra cañita en el bar El Balcón de Malasaña.  Por último, fuimos a la Bodega Ardosa, dicen que lo mejor para el final y definitivamente fue la mejor comida y en un muy bonito bar. Al llegar a la bodega se puede ver que es solo un pequeño local de medio siglo de edad, pero si pasas atrás de la barra hay más mesas. Ahí pedimos tinto de verano y comimos tortilla de patata, palitos de berenjena en tempura y fritas y alcachofas a la parrilla, estuvo delicioso. Te pasas con tu buena comida. Luego caminamos a Bilbao dejamos a nuestro amigo en su Airbnb y regresamos a casa en Taxi. Ahí agradecí mis amigas el haberme recibido y haberme hecho pasar un fin de semana increíble. 
Al día siguiente salí a las 6 am caminé unos 20 minutos hasta nuevos ministerios, ahí vi una vez más una escultura más pequeña de Jaume Plensa, Isabela y luego fui directo al aeropuerto. 

Llegué 3 horas antes como lo recomiendan cuando uno viaja vía Estados Unidos y yo tuve que ir a Miami. Tenía un par de horas para matar antes del vuelo así que decidí desayunar en Mas Q Menos, un bocadillo de paleta ibérica con queso brie y tomate acompañado por café con leche. Así que Madrid, muchas gracias por haberme recibido con los brazos abiertos, darme nuevas experiencias, preciosos atardeceres y buena comida. Madrid eres mi ciudad favorita regresaré a visitarte un millón de veces más.

Nos vemos pronto,


Sil

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